Esta mes de Septiembre hemos dado la bienvenida al otoño. Los días se hacen más cortos, ya se nota la bajada de temperaturas y, aunque nos cueste aceptarlo, la temporada de lluvias está a la vuelta de la esquina.
Las fuertes lluvias provocan un problema con el que estamos seguro que estás familiarizado: el aquaplaning. Cuando la calzada no es capaz de absorber la cantidad de agua que se acumula los neumáticos de nuestro vehículo pierdan adherencia. El principal problema es que, si las ruedas pierden su agarre, tanto la dirección como los frenos dejarán de funcionar correctamente haciendo que perdamos el control del vehículo.
Lo mejor para evitar esta situación es conocer por qué se produce. Existen 3 factores principales que causan el aquaplaning:
- La meteorología: lluvias fuertes e intensas que provocan que la carretera no sea capaz de drenar todo el agua y se acabe creando la llamada “cuña de agua”, es decir, acumulación de agua delante de los neumáticos.
- La velocidad: aunque el aquaplaning se puede producir a todas las velocidades, está comprobado que el riesgo aumenta por encima de los 80 km/h. Por lo que es mucho más frecuente en autopistas y autovías.
- El estado de nuestro vehículo: unos neumáticos con baja presión y desgastados, así como un amortiguador en mal estado están entre los principales factores a la hora de sufrir un accidente por aquaplaning.
Cómo evitarlo
No podemos evitar que llueva, pero si podemos anticiparnos al aquaplaning fijándonos en las salpicaduras que provoca el coche que va delante de nosotros. Si la aspersión es muy fuerte y violenta, será un claro indicativo de peligro. Ante esta situación, lo ideal será disminuir la velocidad de conducción, llegando a estacionar el vehículo en caso de que la visión se disminuya drásticamente debido a la lluvia. En nuestras estaciones de servicio podrás esperar a que amaine disfrutando de un café.
Siempre tenemos que tener los neumáticos en un estado óptimo, pero esto se hace más evidente cuando hablamos del aquaplaning. Debemos tener en cuenta la profundidad del dibujo del neumático, el mínimo legal en España es de 1,6 milímetros aunque los expertos recomiendan entre 4 y 8 mm. Tampoco nos olvidemos de comprobar con frecuencia tanto la presión de las ruedas como el funcionamiento de los amortiguadores para valorar si debemos reemplazarlos.
Cómo comportarse
En caso de no poder evitar que ocurra esta situación, sobre todo tenemos que mantener la calma y nunca quitar las manos del volante. En el momento en que se produce el aquaplaning, ni el acelerador ni el freno responden así que, para evitar que el coche coja velocidad, lo ideal es desembragar y dejar que el coche siga avanzando. Por último, encender las luces de emergencia para avisar a los demás conductores de la situación y evitar posibles colisiones.
¿Quieres asegurarte de que tu vehículo está a punto para enfrentarte a esta situación? En las estaciones de servicio de Ortegal Oil disponemos de medidores de presión de ruedas. Además, en el taller mecánico de nuestra gasolinera situada en Vilar do Colo, podrás tanto comprobar el estado de tus neumáticos y amortiguadores como cambiarlos en caso de que sea necesario.